Ciclismo urbano paises bajos inicio

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Experiencia del usuario de la bicicleta

Melissa Bruntlett y su marido Chris Bruntlett son los cofundadores de Modacity, una agencia creativa que utiliza la palabra, la fotografía y el cine para inspirar formas de movilidad más felices, saludables y sencillas. Juntos trabajan con diversas organizaciones -entre ellas gobiernos municipales, agencias de transporte, organizaciones sin ánimo de lucro y clientes corporativos- para responder a las necesidades cambiantes de ciudades grandes y pequeñas y facilitar diversas opciones de movilidad con el fin de crear regiones prósperas y más habitables. Han conseguido una audiencia internacional compartiendo las historias de los residentes que se benefician de estos cambios y celebrando cómo el diseño de calles para las personas hace que funcionen mejor para todos.

Las historias de Melissa y Chris sobre culturas ciclistas emergentes de todo el mundo han aparecido en Momentum Magazine, Grist, Spacing Magazine y el Huffington Post, así como en muchas publicaciones locales de su ciudad natal, Vancouver. Más conocidos como @modacitylife en las redes sociales, desafían continuamente el pensamiento centrado en el automóvil que domina el discurso dominante, y presentan una visión convincente de un futuro en el que sus dos hijos (y muchos otros) puedan crecer disfrutando de la libertad del movimiento ilimitado en una ciudad a escala humana.

Futuros de la movilidad urbana en Ámsterdam

La bicicleta es un medio de transporte habitual en los Países Bajos: el 36% de los holandeses la consideran su medio de transporte más frecuente en un día normal[1][nb 1], frente al coche (45%) y el transporte público (11%). La bicicleta tiene una cuota modal del 27% de todos los desplazamientos (urbanos y rurales) en todo el país[4]. En las ciudades es aún mayor, como en Ámsterdam, con un 38%[5], y en Zwolle, con un 46%[6]. Esta elevada frecuencia de desplazamientos en bicicleta se debe a las excelentes infraestructuras ciclistas, como carriles bici, ciclovías, cruces protegidos, amplios aparcamientos para bicicletas y a que las rutas ciclistas son más cortas y directas (y, por tanto, suelen ser más rápidas) que las rutas en coche.

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En el campo, un número creciente de rutas conectan los pueblos, ciudades y aldeas de Holanda: algunas de estas vías forman parte de la Red Ciclista Nacional Holandesa, una red de rutas para el cicloturismo que llega a todos los rincones de la nación[7].

El ciclismo se popularizó en Holanda un poco más tarde que en Estados Unidos y Gran Bretaña, que vivieron su boom ciclista en la década de 1880, pero en la década de 1890 los holandeses ya construían carriles exclusivos para ciclistas[8]. En 1911, los holandeses poseían más bicicletas per cápita que ningún otro país de Europa[8].

Construir la ciudad ciclista: el plan holandés para la vitalidad urbana

De Seattle a Sydney, de Los Ángeles a Londres, y en centros urbanos atestados de coches de todo el mundo, la humilde bicicleta está disfrutando de una segunda vida como medio de transporte legítimo. Omnipresente en las calles de las ciudades durante la primera mitad del siglo XX, y abandonada en favor del automóvil privado por los urbanistas y el público durante la segunda mitad, las autoridades municipales están redescubriendo de repente la bicicleta como solución múltiple a muchos de sus problemas más acuciantes del siglo XXI.

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Pocas ciudades contemporáneas han sufrido el trauma de ver borrado todo su tejido urbano de la noche a la mañana, pero eso fue precisamente lo que le ocurrió a Rotterdam el 14 de mayo de 1940. En un intento finalmente eficaz de conmocionar al gobierno holandés para que se rindiera al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, un ala de noventa aviones de la Luftwaffe, la temida fuerza aérea alemana, bombardeó la ciudad con 87 toneladas métricas (96 toneladas de EE.UU.) de explosivos, matando trágicamente a casi 1.000 residentes, dejando sin hogar a otros 85.000 y arrasando todos los edificios del centro de la ciudad, de 600 acres, excepto doce.

Desentrañar la ciudad ciclista

El ciclismo urbano no sólo es una forma saludable de desplazarse por la ciudad, sino también muy sostenible. Aquí encontrará más información sobre las ventajas y los riesgos del ciclismo urbano. Descubra cómo incentivar el uso de la bicicleta en la ciudad y vea un resumen de las ciudades más ciclables del mundo.

El ciclismo urbano ofrece un sinfín de ventajas difíciles de negar. Según el Urban Cycling Institute, el ciclismo es uno de los ejercicios más completos y aporta beneficios para la salud. En un mundo en el que muchas personas se enfrentan a complicaciones relacionadas con el peso, un deporte accesible y barato como el ciclismo es muy importante. El movimiento ayuda a contrarrestar nuestro estilo de vida sedentario. Incluso 20 minutos de bicicleta al día pueden aumentar el flujo sanguíneo en el cuerpo y mejorar la capacidad pulmonar.

  Mejorando el equilibrio en la bici

En segundo lugar, el ciclismo es un medio de transporte asequible y seguro. Los ciudadanos que buscan reducir gastos innecesarios pueden ahorrar mucho dinero haciendo recados en bicicleta. Esto también ayuda a evitar el tráfico rodado y a desplazarse a la misma velocidad que los coches, si no más rápido. Ir en bici también es más seguro que coger el autobús o el tren, sobre todo en tiempos de pandemia.

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